A LA ROCA QUE MI LLUVIA ES.
Se endureció la sangre
que en su corazón lleva, como roca.
Osada la lengua que
lo esculpió...que lo juzgó, que lo sentenció.
¡Oíga hombre!
No se disculpe con ella,
ahora nada tiene
el alma impura,
que lo crucificó.
¡imperfección, tal vez!
Eterna tibieza, ¡error, enfurecidos de cabeza van....al panteón de la indolencia.
¡Que imprudencia, hombre!, malgastador de sueños, eso eres...
Devorador de estancias,
Suprema olgazanería, innata tu impaciencia,
Egolatría siniestra, indigna vileza.
Es que el mundo injusto es, y la roca que mi lluvia es, como quiera fue usted, el hombre que tanto amé.
Publicado en poemasdelalma.com
MBF@VICSOF 1392021.
MBF@VICSOF 13921.1041am.
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