I
¡A esta hora!
Vivo en las secas orillas del paisaje, que me ha dibujado el alba,
mientras tomo un café sin aromas
y miro por la ventana a un arcoíris,
que palidecido,
se levanta a tus espaldas.
II
¡A esta hora!
Las riberas desoladas dejan un extraño cuadro de expectación
en la arena,
haciendo de mis días, una larga espera, y no sé de que se trata la treta,
pero triste se ha tornado el panorama, playas, sol y tierra, se sublevan,
mientras las costas, el caribe
y el song de las montañas, tiemblan.
III
¡A esta hora!
Se bebieron el azul del cielo
y bajaron el infierno a la tierra
¡Así viven los muertos, o es una trampa!
Ellos, tocaron a la puerta
y trajeron del mundo
sus miserias y nada los detiene.
IV
¡A esta hora!
Parece que los pájaros, alzaron su vuelo
y se llevaron el ego entre sollozos y arrepentimientos,
pero nada es lo que parece, entre charlas de alcobas y madrigueras
ratas y conejillos hay,
y juntos van, porque nada es, un laberinto
una guerra, un virus o una pandemia.
V
¡A esta hora!
Aquí o allá y donde quieras, en mala hora,
la plaga se dispersa,
y enjaulado te quedas con las gafas puestas,
sin saber a qué hora termina y si con vida regresas
sin saña y sin penas,
sobre las blancas alas de una gaviota
o si te vas, sobre las sombras funestas
de un ataúd
sin alabanzas y sin querencias.
VI
¡A esta hora!
Mentiras dijeron y Enero y sus lunas, se fueron,
mientras Febrero, abandonaba su cuna ligero y Marzo dejaba
todo en penumbras,
porque tú conciencia flagrante lamía, los verdes senderos
que te miran pasar,
sin reparar en la agudeza de sus males,
porque Abril y Mayo, no cuentan la historia
y Julio tropieza sin lacerar
su apariencia.
VII
Mientras tanto, Agosto, paciente llega,
¡a ésta hora!,
contando que, Septiembre pasa, de Octubre a Noviembre en Vilo,
y que sólo a Diciembre alcanza, de aquí o de allá, un poco de esperanza
para que sábanas blancas cubran, rostros, morgues y vilezas
y el ruido del viajero,
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